Smart data: el verdadero petróleo del siglo XXI
El (smart) data science es el verdadero petróleo del siglo XXI. O el nuevo oro. Podemos buscar tantos símiles como motores económicos conozcamos. Y es que los datos bien detectados, analizados y empleados, ya sea a gran escala o desde una óptica más reducida, se han convertido en un bien preciado por todos. ¿El motivo? Las empresas pueden dejar de lado la intuición y la suposición por las analíticas y los datos con los que obtener respuestas más concretas y acertadas sobre el comportamiento de sus clientes (o de los potenciales).
La realidad es que vivimos una avalancha de datos que se genera de manera exponencial, lo que confirma la necesidad de extraer la información correcta y ponerla bajo el microscopio adecuado. Prueba de ello es que, según el informe Global DataSphere de IDC, si en 2020 se prevé que las personas que de una u otra manera utilicen internet generen un promedio de 1,7 Mb de datos por segundo, en 2025, solo el Internet de las Cosas (IoT) aportará una media de 90 Zb de datos. Y esto no ha hecho más que empezar.
Todos estos datos que bien empleados pueden ser beneficiosos a gran escala, pero que, sin el debido control y profesionalización, también puede ser un arma de doble filo a nivel económico social e, incluso, político con la desprotección de los usuarios bajo el foco. Incluso, puede convertirse en un arma de manipulación, como demostró el caso de Cambridge Analytica. Esta empresa hizo un uso indebido (además de juzgado y multado) de la información, albergada en Facebook, de 220 millones de votantes estadounidenses. ¿Resultado? Unas elecciones bajo el foco de la sospecha y un juico histórico con los datos -y su manipulación- en el centro del conflicto.
Por todo ello, y ante este nuevo escenario que no hará más que crecer, el smart data se convertirá en el diamante pulido entre tanto diamante en bruto. Tras él, una figura se posicionará como la clave en toda empresa y/o institución: el Data Governance. Un perfil profesional que vele por la correcta detección y análisis de datos, trabajando con un equipo multidisciplinar que sepa integrar la óptica de la ingeniería de datos, su protección jurídica y su correcta aplicación con un lenguaje fácil y adaptado.
Los datos y el petróleo: el recorrido
Así, el smart data se posiciona como un valor al alza al que se llega, salvando las distancias, como se haría con la extracción de crudo. Y, ¿cuál es ese proceso? Como explica Repsol en su página web, el viaje comienza con la exploración a través de herramientas de alta tecnología. Con ellas se determina dónde se encuentran los yacimientos, se conoce la cantidad de cada uno de ellos y se averigua en qué estado se encuentran.
Una vez localizado el yacimiento y comprobada su viabilidad, se da paso a la segunda fase: la extracción. Un proceso en la que los esfuerzos se concentran en seguir los más altos estándares de seguridad y obtener el máximo rendimiento del yacimiento. ¿Nos suena a cómo se deberían localizar, extraer y analizar los datos? Un mismo proceso para obtener el máximo partido ya sea del crudo como de los datos. Todo ello aplicando medidas de seguridad que protejan la información generada por la propia empresa o por los clientes. Un pilar fundamental cuestionado por las continuas brechas que han protagonizado grandes empresas como Facebook, Disney, Twitter o WhastApp, por poner algunos ejemplos.
Pero, ¿cómo saber cuál es el mejor camino hacia ese smart data dentro del universo de datos? ¿Cuáles son las claves a seguir o qué casos de éxito se pueden aplicar en otras compañías o Administración Pública? En Big Data & AI World Madrid abordaremos todo ello de la mano de desarrolladores, partners y directivos de todos los sectores. Expertos que compartirán sus experiencias, las estrategias que mejor funcionan o los beneficios de saber sacar todo el partido al nuevo petróleo del siglo XXI.
Foto de Nick Fewings en Unsplash